Estamos acostumbrados a realizar prácticas de informática forense relacionadas con contenido de discos, con extracción de metadatos -ya sea de correos electrónicos o de documentos-, búsqueda de rastros digitales existentes en internet, etc.; pero existe otro campo -si cabe más especializado y apasionante-, que es el de la documentoscopia digital.
Últimamente están saliendo a la palestra documentos en los que se demuestra la malversación de caudales, el trapicheo entre las empresas y un sinfín de asuntos a los que se debe dar autoría y autenticidad. En estos casos el papel sigue siendo un elemento probatorio de gran valor para los procesos judiciales.
La prueba caligráfica está poco a poco dejando paso al estudio pericial de documentos digitalizados y/o impresos. Comprobar la procedencia de un documento (dónde fue impreso, en qué tipo de impresora, si ha sido escaneado), es una tarea casi siempre muy delicada y difícil de llevar a cabo.
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